Nvidia vuelve a liderar — pero la historia ya la conocemos
¿Qué pasó?
Nvidia volvió a convertirse en la empresa más valiosa del mundo, superando a Microsoft con una capitalización de mercado de 3,44 billones de dólares. La razón sigue siendo la misma: su posición dominante en el corazón tecnológico de esta década —la inteligencia artificial.
¿Qué hay detrás?
Cada vez que alguien entrena un modelo de IA, es muy probable que esté usando chips de Nvidia. No solo fabrican hardware, sino que también tienen una ventaja de software que les permite integrar y optimizar procesos que otras empresas apenas están empezando a entender. Esto no es nuevo, pero el mercado vuelve a premiarlo con entusiasmo.
Pero… ¿esto es sostenible?
Aquí entra la duda razonable para cualquier inversionista. El precio de las acciones refleja una expectativa enorme de crecimiento futuro. ¿Y si ese crecimiento no se materializa en los próximos trimestres? ¿O si la competencia (como AMD o startups respaldadas por grandes fondos) empieza a cerrar la brecha?
¿Qué hacer como inversionista?
Esto no es una invitación a vender ni a entrar por FOMO (miedo a quedarse fuera), sino a detenerse y analizar: ¿estás comprando valor… o emoción? Una empresa excelente no siempre es una inversión excelente si el precio ya incorpora todos los sueños del mercado.
Wells Fargo se libera del pasado (y del techo de la Fed)
¿Qué pasó?
Después de casi siete años con restricciones impuestas por la Reserva Federal de Estados Unidos, Wells Fargo por fin se sacó de encima el “techo” que limitaba su crecimiento. Esta medida, conocida como asset cap, fue impuesta en 2018 tras múltiples escándalos de cuentas falsas y malas prácticas comerciales.
¿Qué significa levantar ese techo?
Que el banco ahora puede volver a crecer en activos —es decir, puede expandir su balance, otorgar más créditos y participar más activamente del negocio bancario sin ese límite regulatorio.
Pero más allá del aspecto técnico, este cambio es simbólico. Marca una especie de “perdón oficial” de parte del regulador, señalando que el banco ha corregido parte de sus problemas estructurales. ¿Eso significa que todo está resuelto? No necesariamente. Pero sí implica que el riesgo reputacional ya no está en llamas.
¿Por qué importa para el inversionista de largo plazo?
Porque Wells Fargo no es cualquier banco: es uno de los grandes de EE.UU., con una base de clientes gigantesca y presencia nacional. Lo que ahora gana no es solo libertad de crecimiento, sino también margen de maniobra. Puede volver a competir con JPMorgan, Bank of America o Citi sin esa limitación encima.
Pero también deja una lección interesante:
Las malas prácticas tienen consecuencias. Durante años, Wells Fargo fue castigado no solo por el mercado, sino por la autoridad. Esto afectó su crecimiento, su valoración, e incluso la moral interna. Ahora que puede volver a operar con libertad, la pregunta clave es:
¿será capaz de volver a ganarse la confianza de los inversionistas… y de los clientes?
Dollar Tree: la hermana de Dollar General también resiste
Ayer fue Dollar General. Hoy es el turno de su competidora, Dollar Tree. Ambas comparten el mismo modelo: tiendas de bajo costo que se vuelven más atractivas cuando la economía se enfría. En este caso, Dollar Tree superó expectativas, pero ya anticipó que los aranceles golpearán su margen el próximo trimestre.
¿Qué pasó?
Dollar Tree —conocida por su enfoque en precios bajos y productos de conveniencia— superó las expectativas del mercado en su reporte trimestral. La empresa reportó ingresos por US$ 7.63 mil millones en el primer trimestre fiscal de 2025, superando los US$ 7.62 mil millones esperados por analistas. Además, su utilidad por acción ajustada fue de US$ 1.43, también por encima del consenso de US$ 1.40.
Pero hay un matiz importante: la empresa advirtió algo clave. Los nuevos aranceles a importaciones desde China van a afectar sus márgenes de ganancia en los próximos meses.
¿Por qué esto es relevante?
Porque Dollar Tree pertenece a ese grupo de empresas consideradas “defensivas”: negocios que suelen resistir bien en tiempos difíciles, como crisis o recesiones, ya que venden productos baratos y necesarios. En contextos de inflación o desaceleración, los consumidores tienden a migrar a este tipo de tiendas. Eso ha sido cierto… hasta que entra en juego un factor externo que cambia la ecuación.
¿Qué tipo de factor? Los aranceles.
Muchos productos de Dollar Tree provienen de Asia. Cuando EE.UU. sube los aranceles, esos productos llegan más caros. Y si no puedes subir los precios (porque tus clientes justamente te prefieren por ser barato), terminas absorbiendo el costo. Resultado: tus márgenes se achican, aunque vendas más.
¿Qué nos enseña esto?
Que incluso los modelos más estables pueden verse afectados por decisiones políticas o macroeconómicas. La “defensividad” de un negocio no es blindaje absoluto. Es resiliencia hasta cierto punto. El contexto importa.
Para el inversionista:
La lección es doble. Primero, reconocer que incluso los sectores que parecen estables tienen vulnerabilidades ocultas. Segundo, entender que el entorno político y comercial global es parte del análisis de cualquier empresa —aunque venda productos de $1.
Asana: cuando los usuarios dejan de volver
¿Qué pasó?
Las acciones de Asana cayeron más de 15% después de que la empresa informara sus resultados del primer trimestre fiscal 2025 y advirtiera sobre “vientos en contra” en la retención de clientes. Aunque los ingresos crecieron un 5% interanual hasta los US$ 172,4 millones, la compañía reconoció que está teniendo dificultades para mantener a sus clientes actuales y monetizar con fuerza su base de usuarios.
¿Por qué esto es importante?
Porque Asana no vende cosas: vende suscripciones. Y en los negocios SaaS (Software as a Service), el éxito no está en vender una vez, sino en que los usuarios vuelvan y paguen todos los meses. Si el flujo de salida empieza a superar al de entrada, el modelo entero se vuelve frágil.
La analogía de la cafetería:
Imagina que abres una cafetería con un concepto moderno y diseño atractivo. El primer mes entra mucha gente por curiosidad. Pero si el café no convence, si el servicio no es memorable, o si hay mejores opciones cerca, la mayoría no vuelve. Eso le está pasando a Asana: tiene un buen cartel, pero no está logrando fidelizar.
Más allá del titular:
Asana compite en un mercado ferozmente competitivo, donde nombres como Notion, ClickUp, Monday y Microsoft Teams están peleando palmo a palmo por el tiempo y presupuesto de los equipos de trabajo. En ese entorno, la diferenciación no basta: se necesita una propuesta clara, retención sólida y una estructura de costos que aguante la presión.
Además, la empresa sigue operando con pérdidas: reportó una pérdida neta de US$ 43,6 millones en el trimestre. Aunque menor a la del mismo período del año anterior, sigue siendo una señal de que el modelo aún no alcanza el punto de equilibrio.
¿Qué nos enseña esto como inversionistas?
Que la calidad de un negocio no se mide solo por su crecimiento en ingresos. Se mide también por la estabilidad de su base de clientes, su capacidad de monetización, y la eficiencia con la que convierte ventas en beneficios.
Peter Lynch lo decía de manera simple: “No inviertas en modas, invierte en modelos que puedan sostenerse”. Y eso implica mirar más allá del entusiasmo inicial o del marketing.
¿Qué mirar si evaluamos empresas SaaS?
- Tasa de retención neta (NRR): mide cuánto crecen los ingresos con los mismos clientes.
- Costo de adquisición de clientes (CAC): si es muy alto, cada nuevo usuario cuesta demasiado.
- Margen bruto: muestra cuánta eficiencia hay detrás del producto.
- Tiempo hasta el punto de equilibrio: cuánto falta para que la empresa se autofinancie.
Las empresas tecnológicas pueden parecer prometedoras, pero si no logran retener a sus usuarios o monetizarlos con eficiencia, el castillo puede estar hecho de arena. Asana aún tiene el tiempo —y el capital— para corregir el rumbo, pero la paciencia del mercado tiene fecha de vencimiento.
Trump y China: vuelve la tensión (y con ella, la duda)
¿Qué pasó?
Donald Trump declaró que sería “extremadamente difícil” llegar a un acuerdo comercial con Xi Jinping, presidente de China. La afirmación revivió los temores de una nueva escalada en la guerra comercial entre ambas potencias, que marcó gran parte de su mandato anterior.
¿Por qué esto sacude los mercados?
Porque los mercados no funcionan en el vacío: reaccionan a expectativas. Y la sola posibilidad de que regresen los aranceles, las restricciones tecnológicas y los conflictos diplomáticos, cambia las decisiones de inversión de miles de empresas y fondos. Afecta desde cadenas de suministro hasta precios de materias primas y perspectivas de crecimiento global.
¿Qué tiene que ver esto con nosotros como inversionistas?
Todo. Si tu portafolio incluye empresas con fuerte exposición a manufactura china, tecnología o commodities, un nuevo frente comercial podría traducirse en más volatilidad, costos más altos o caída en las ventas. Además, muchos sectores que se beneficiaron del relajamiento de tensiones (como semiconductores, consumo o automotrices) podrían enfrentar un nuevo ciclo de incertidumbre.
Una comparación útil:
Invertir ignorando la política internacional es como navegar sin mirar el pronóstico del clima. Puede que no llueva hoy, pero si hay nubes negras en el horizonte, conviene al menos empacar un paraguas.
A siete meses de las elecciones en EE.UU., la política vuelve a cruzarse con la economía. Y para el inversionista de largo plazo, eso no significa salir corriendo, sino observar con más atención. Preguntarse: ¿qué pasaría con esta empresa si las reglas del comercio global cambian otra vez?
Lo relevante para el inversionista no es si Trump tiene razón o no, sino cómo estas declaraciones van generando ruido que afecta decisiones reales de inversión, fabricación y consumo. Y cómo ese ruido se traduce en volatilidad que, si se sabe leer, también puede ser oportunidad.
Un café para pensar
Hoy volvemos a encontrarnos con historias que ya hemos visto. Nvidia disparada, el consumo defensivo aguantando, y la política internacional como telón de fondo. Más que novedades, lo que cambia es la intensidad y el ritmo.
Y ese cambio constante es justamente lo que hace importante mirar con perspectiva. Porque los titulares pueden variar, pero los principios del buen inversionista siguen siendo los mismos: entender los negocios, evaluar el contexto, y tener la paciencia de no moverse con cada ola.
Nada de lo escrito aquí constituye asesoría de inversión. Haz tu tarea, duda de los consejos gratuitos y piensa a largo plazo.
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