Invertir desde Chile ya no es lo que era hace una década. Antes, si querías hacer crecer tus ahorros, las opciones pasaban casi siempre por tu banco o una corredora tradicional que significaban altas comisiones, poca transparencia y una asesoría más enfocada en vender productos que en ayudarte a decidir con criterio.
Hoy, gracias al auge de las fintech —empresas tecnológicas que están revolucionando el acceso a servicios financieros—, el escenario es muy distinto. Plataformas como Fintual, Racional, Tyba, SoyFocus o Clever permiten invertir desde el celular en pocos minutos, con bajos costos y portafolios automatizados. Esta transformación ha obligado a los bancos a modernizar sus canales, y ha puesto presión sobre las corredoras tradicionales, que ahora deben adaptarse a inversionistas más informados, digitales y exigentes.
Pero tanta oferta también puede terminar confundiéndote. ¿Qué plataforma elegir? ¿Qué tan importantes son las comisiones, los productos o los beneficios tributarios? ¿Conviene partir con algo simple o lanzarse a armar un portafolio desde cero?
Este artículo busca ayudarte a elegir con criterio. Vamos a revisar las principales alternativas para invertir desde Chile —bancos, corredoras, AGF digitales, brokers internacionales— con sus ventajas, desventajas y recomendaciones según tu etapa como inversionista. Y lo que realmente importa antes de tomar una decisión: tus objetivos, tu tolerancia al riesgo y el tiempo que estás dispuesto a dedicarle.
Porque en inversión, lo costoso no siempre es lo que pagas por entrar… sino lo que no ves hasta que ya estás adentro.
Antes de abrir una cuenta
Antes de elegir una plataforma, antes de comparar comisiones o preguntarte qué activo comprar, hay algo aún más importante: tu propósito. La inversión no empieza con una transferencia. Empieza con una decisión estratégica sobre por qué y para qué vas a invertir.
Estas son tres preguntas que parecen simples, pero que cambian todo. Responderlas con honestidad te puede ahorrar muchos errores —yo ya pasé por varios—, especialmente si alguna vez invertiste por impulso o solo porque “todos lo estaban haciendo”.
1. ¿Para qué quiero invertir?
No es lo mismo invertir para juntar el pie de un departamento en tres años, que para tu jubilación en veinte. El objetivo define el camino. Un error común es mezclar metas de corto y largo plazo en el mismo portafolio (ese conjunto de activos donde conviven tus decisiones de inversión: acciones, bonos, fondos, etc). Eso solo lleva a frustración cuando necesitas liquidez justo cuando el mercado va en picada.
2. ¿Qué nivel de riesgo estoy dispuesto a asumir?
Más riesgo puede implicar mayor rentabilidad… pero también mayores sustos. ¿Qué harías si tu inversión cae un 10% en un mes? ¿Te da lo mismo? ¿Vendes? ¿Esperas? Tu tolerancia al riesgo no se mide con un test online, sino con tu reacción real ante la volatilidad.
3. ¿Cuándo voy a necesitar este dinero?
Esta pregunta define tu horizonte de inversión. Si necesitas el dinero pronto, lo prioritario será proteger tu capital. Si puedes dejarlo invertido por años, tu estrategia puede incluir activos más dinámicos. Alinear el plazo con los instrumentos es lo que evita que vendas en el peor momento… solo por necesidad.
¿Por qué importa tanto esto?
Porque estas tres respuestas serán tu filtro estratégico para elegir entre un fondo conservador, un ETF global o un portafolio automatizado. Incluso la mejor plataforma puede llevarte a una mala decisión si no tienes claro tu perfil.
Y también: ¿qué tipo de inversionista soy?

No todos buscan lo mismo al invertir. Algunos quieren tranquilidad, otros quieren involucrarse. Entender tu estilo personal te puede ayudar a elegir mejor, evitar frustraciones y mantener una estrategia sostenible en el tiempo.
Una forma sencilla de empezar es identificarte con uno de estos perfiles:
- Inversionista pasivo: Quieres que tu plata trabaje por ti, pero sin estar mirando gráficos todo el día. Prefieres diversificación, simplicidad y eficiencia. Ideal para quienes valoran la estabilidad y el bajo esfuerzo.
- Inversionista activo: Te interesa entender lo que compras, elegir tus acciones, analizar resultados y tomar decisiones. Para ti, invertir también es una forma de aprender y participar activamente.
La clave no está en ser “más experto” o “más pasivo”, sino en ser coherente con tu vida, tus objetivos y tu personalidad. Esa alineación vale mucho más que cualquier rentabilidad prometida.
¿Banco, corredora, AGF o broker global?

Ya tienes claridad sobre tu objetivo, tu tolerancia al riesgo y el plazo de inversión. Ahora llega una de las decisiones más prácticas (y a veces más confusas): ¿Qué plataforma se adapta mejor a ti como inversionista?
La respuesta dependerá mucho de tu perfil (inversionista pasivo o activo): ¿te acomoda más delegar y automatizar? ¿O prefieres construir tu propia cartera, analizar ratios y entender cada paso? No hay una fórmula mejor que otra, pero sí caminos que hacen más sentido según cómo te involucres.
Veamos las principales alternativas disponibles en Chile (y buena parte de Latinoamérica), evaluando pros, contras y costos reales.
🏦 Banca tradicional chilena
En Chile, bancos como Santander, BCI, Banco de Chile, Scotiabank, Itaú o BancoEstado permiten invertir en instrumentos financieros directamente desde sus plataformas. Para muchas personas, especialmente quienes ya tienen cuenta corriente, estos canales resultan convenientes y familiares.
Sin embargo, esa comodidad suele venir acompañada de una oferta limitada de productos, costos más elevados en comparación con otras alternativas, y una asesoría que —aunque útil para ciertos perfiles— puede estar influenciada por los productos que el propio banco gestiona o distribuye. Esto no implica mala intención, pero sí resalta la importancia de revisar con atención las condiciones y comisiones involucradas antes de invertir.
- Productos disponibles: depósitos a plazo, fondos mutuos (nacionales e internacionales), acciones chilenas, ETF (en algunos casos), bonos locales, APV y cuenta 2.
- Comisiones: muy variables. Fondos mutuos nacionales entre 1% y 2,5% anual, pero con cargos ocultos que pueden superar el 5%-6%. Fondos internacionales incluso más caros. Compra/venta de acciones cobra entre 0,5% y 1% por operación, con mínimos de $4.000 a $10.000. Custodia desde $1.000 mensuales. Spread de hasta 3%-5% en compra de divisas. APV y cuentas 2 entre 0,8% y 1,5% anual.
- Seguridad: respaldo institucional alto y regulados por la CMF.
- Ventajas: Alta seguridad y respaldo institucional. Facilidad de acceso para quienes ya tienen cuenta bancaria. Permite invertir en APV y cuenta 2 con beneficios tributarios. Menor curva de aprendizaje, ideal para perfiles conservadores.
- Desventajas: Altos costos totales, muchas veces poco transparentes. Poca variedad de productos, especialmente a nivel internacional. Asesoría puede estar sesgada por incentivos comerciales. Difícil comparar costos reales entre bancos.
- Ideal para: quienes buscan productos simples y seguros, o aprovechar beneficios tributarios como el APV. También útil para comenzar si no estás familiarizado con plataformas digitales.
⚠️ Importante: muchos productos aparentan tener comisiones razonables, pero al sumar gastos operacionales, intermediación y costos indirectos, la cifra real puede ser muy superior. Una comisión del 1% puede convertirse fácilmente en un 3% o 4% sin que lo notes.
📌 Caso práctico: invertir $5.000.000 en un fondo mutuo que replica el MSCI World vía banco puede costarte 3% anual en comisiones. En 10 años, eso equivale a más de $1.000.000 en costos innecesarios comparado con un ETF IWDA en un broker internacional (0,20% anual).
Recomendación: útil para productos de bajo riesgo como depósitos o APV. Pero si tu foco es la diversificación, ETF o acciones para largo plazo, conviene explorar otras alternativas.
📈 Corredoras de bolsa
Corredoras como LarrainVial, Renta4, BICE o MBI amplían el abanico de posibilidades respecto a la banca tradicional. Permiten invertir en acciones, fondos, bonos e incluso instrumentos internacionales, a veces con asesoría más especializada y atención personalizada.
En los últimos años, varias corredoras han incorporado cuentas internacionales tipo Pershing o similares, que permiten operar acciones y ETF globales de forma más directa. Sin embargo, estas cuentas pueden tener ciertas condiciones mínimas de saldo, tiempos de activación más largos, costos de subcustodia y particularidades legales y tributarias que es importante conocer antes de comenzar.
Además, sigue siendo común que el acceso a productos internacionales se haga vía fondos espejo o intermediarios locales, lo que puede añadir capas de comisiones y reducir la eficiencia de tu inversión. Y en algunas instituciones, la asesoría puede estar enfocada en productos gestionados por la propia casa, lo que puede generar sesgos si no se analiza con criterio.
Aun así, para muchos inversionistas que valoran acompañamiento humano, estructura local y un catálogo más amplio que el de los bancos, las corredoras siguen siendo una alternativa válida y robusta, siempre que se investigue con atención qué se está contratando.
- Productos disponibles: acciones chilenas, ETF, bonos, fondos mutuos (nacionales e internacionales), APV, derivados (en algunas), carteras gestionadas, cuenta pershing.
- Comisiones: compra/venta de acciones entre 0,3% y 0,5% por operación, con mínimos desde $3.000. ETF y acciones extranjeras pueden tener costos adicionales vía fondos espejo o subcustodia (entre 0,5% y 1% por operación). Fondos mutuos con comisiones totales entre 1% y 3% anual. Algunas cobran custodia (ej. 0,1% anual si no operas).
- Seguridad: reguladas por la CMF, con atención personalizada y mayor especialización.
- Ventajas: Mayor variedad de productos que la banca tradicional. Posibilidad de recibir asesoría especializada. Algunas permiten acceso (limitado) a ETF y acciones internacionales. Regidas por la CMF, lo que da seguridad.
- Desventajas: Costos aún elevados, especialmente en productos internacionales. ETF o acciones extranjeras muchas veces no son directos (fondos espejo). Incentivos cruzados pueden sesgar recomendaciones. Interfaces menos amigables para usuarios nuevos.
- Ideal para: inversionistas que quieren armar su portafolio con asesoría, o acceder a productos más variados que en la banca.
⚠️ Advertencia: muchas veces el acceso a ETF o acciones internacionales no es directo. Puedes terminar invirtiendo en un fondo espejo con doble capa de comisiones. También es común que te ofrezcan productos de su propia gestora, lo que puede generar sesgo en la recomendación.
📌 Caso práctico: invertir $10.000.000 en el ETF SPY a través de una corredora puede implicar pagar una comisión de compra del 0,5% más 1,5% anual si accedes vía fondo espejo. Con subcustodia, el costo baja a cerca del 1% anual. En un broker como Interactive Brokers, ese mismo ETF puede comprarse con una comisión casi nula (USD 0 – 1) y 0,03% de costo anual.
Recomendación: mejor que la banca tradicional si buscas más opciones y asesoría. Pero sigue siendo costoso frente a brokers internacionales. Evalúa si el valor agregado justifica el precio.
🤖 AGF digitales
Plataformas como Fintual, Tyba, Racional, Clever o SoyFocus han transformado la experiencia de invertir en Chile. Utilizando tecnología, automatización y un diseño amigable, han facilitado el acceso a portafolios diversificados con costos bastante más bajos que los ofrecidos por actores tradicionales. Son especialmente atractivas para quienes están partiendo, no quieren complicarse con la elección de instrumentos individuales y valoran una experiencia simple desde el celular.
Ahora bien, algunos de estos portafolios están construidos sobre fondos de terceros, lo que puede añadir costos adicionales no siempre visibles a primera vista. Aunque en general la transparencia ha mejorado, vale la pena revisar la composición real del fondo y el costo total (TER) para tener una imagen completa.
Son una excelente puerta de entrada al mundo de las inversiones, siempre que tengas claro tu perfil de riesgo y sepas qué estás comprando.
- Productos: fondos propios, ETF internacionales (a través de fondos), APV, cuenta 2, portafolios automatizados.
- Comisiones: entre 0,5% y 1,5% anual. Sin cobros por entrada, salida ni custodia. En algunos casos, los fondos subyacentes agregan entre 0,1% y 0,5% adicionales.
- Seguridad: reguladas por la CMF, activos segregados, plataformas auditadas.
- Ventajas: Baja barrera de entrada (montos pequeños). Experiencia de usuario intuitiva y amigable. Costos bajos y claros en comparación con banca o corredoras. Diversificación automática según tu perfil de riesgo.
- Desventajas: Menor personalización si quieres elegir activos específicos. No ofrecen todos los productos del mercado (ej. bonos directos, acciones individuales). Algunas estrategias pueden ser difíciles de entender a fondo.
- Ideal para: quienes buscan empezar con montos bajos, valoran automatización y quieren evitar la complejidad de elegir cada activo.
⚠️ Advertencia: aunque las comisiones de las AGF digitales son bajas y transparentes, muchas veces los portafolios están compuestos por fondos que invierten en otros fondos (como ETF internacionales), lo que puede sumar costos adicionales. No es algo oculto, pero sí requiere revisar bien el detalle del portafolio para conocer el costo total real (TER + comisión de gestión).
📌 Caso práctico: invertir $5.000.000 a través de Fintual en un portafolio global balanceado puede costar cerca de 0,7% anual en total. En comparación, un banco podría cobrar más de 3% anual por un producto equivalente. Esa diferencia de costos se traduce en más de $1.000.000 ahorrados en 10 años.
Recomendación: excelente punto de partida si priorizas simplicidad, automatización y bajo costo. Y si aprovechas beneficios tributarios como APV o cuenta 2, la eficiencia mejora aún más.
🌐 Brokers internacionales
Son la puerta al mundo. Acciones de cualquier país, ETF temáticos, bonos globales e incluso criptoactivos. Pero ese acceso global viene con un manual técnico que debes entender antes de lanzarte.
Plataformas como Interactive Brokers, TradeStation, XTB o eToro han facilitado el acceso directo a acciones, ETF, bonos y fondos globales, sin pasar por intermediarios locales. Prometen comisiones bajas o incluso nulas, lo que las hace muy atractivas para quienes buscan eficiencia y control.
Pero no todos los brokers son iguales. Mientras algunos como IB destacan por su transparencia y costos bajos, otros como eToro ofrecen operación sin comisiones aparentes, pero aplican spreads muy elevados (hasta 1,5%–2%), lo que en la práctica puede resultar más caro. Además, muchos permiten apalancamiento o sólo ofrecen CFDs en lugar de activos reales, lo que añade complejidad y riesgo si no sabes exactamente lo que estás haciendo.
Ademas requieren mayor conocimiento técnico, operar en dólares, comprender las obligaciones tributarias locales y manejar plataformas que pueden parecer complejas al principio.
- Productos disponibles: acciones globales, ETF, bonos, derivados, fondos internacionales, criptomonedas (en algunos casos).
- Comisiones: extremadamente bajas. Interactive Brokers cobra entre USD 0 y 1 por operación (el costo 0 aplica principalmente para residentes de EE.UU.), sin custodia si mantienes saldo. El spread por cambio de divisas es bajísimo (~0,0020 USD), pero en plataformas como eToro puede ser de hasta 1,5%-2%. Cuidado con los “$0 comisión” que esconden costos en spreads.
- Ventajas: acceso directo a activos reales, transparencia, comisiones mínimas, posibilidad de invertir en ETF con TER desde 0,03%, acciones fraccionadas y plataformas de alta calidad.
- Desventajas: no permiten APV ni beneficios tributarios chilenos, necesitas declarar por tu cuenta en la renta anual (lo que puede implicar contratar asesoría contable), interfaces más complejas, debes convertir tus pesos a dólares y no siempre hay soporte en español latino.
⚠️ Advertencia: si no sabes qué estás comprando, podrías terminar con un CFD en vez de una acción real, sin derecho a dividendos ni voto. Verifica siempre que inviertas en activos reales. Además, muchos brokers permiten apalancarse (operar con dinero prestado). Esto puede amplificar tus ganancias, pero también tus pérdidas. Si no entiendes cómo funciona, es mejor evitarlo por completo.
📌 Caso práctico: invertir $10.000 USD en el ETF VT (Vanguard Total World) cuesta 1 USD de comisión y 0,08% de TER anual. Un fondo espejo en banco chileno puede costar más del 3% anual. En 10 años, la diferencia acumulada supera fácilmente los $3.000 USD.
Recomendación: si estás dispuesto a aprender, asumir tu carga tributaria y manejar dólares, es la opción más eficiente para construir portafolios globales a largo plazo.
💡 ¿Qué opción se ajusta mejor a tu etapa como inversionista?
Ya revisamos las distintas plataformas disponibles: bancos tradicionales, corredoras de bolsa, AGF digitales y brokers internacionales. Pero elegir una no se trata solo de comparar comisiones. Se trata de reconocer en qué etapa estás como inversionista, cuánto tiempo y esfuerzo estás dispuesto a dedicar, y qué tipo de decisiones estás preparado para tomar.
🔹 ¿Estás recién empezando y valoras la seguridad por sobre la eficiencia?
Los bancos tradicionales pueden ser un buen punto de partida si buscas productos simples y bien regulados, como depósitos a plazo, fondos conservadores o APV, especialmente si te interesa acceder a beneficios tributarios sin complicarte demasiado con nuevas plataformas. Además, ofrecen respaldo institucional alto y suelen ser una opción familiar para muchos.
Eso sí, es importante revisar con calma los costos totales, ya que en algunos casos pueden incluir comisiones no tan evidentes, como cobros por administración, custodia o diferencias en el tipo de cambio. También es posible que la oferta esté más enfocada en los productos propios del banco, lo que podría limitar la diversidad o generar un sesgo en las recomendaciones.
🔹 ¿Buscas una opción más moderna y automatizada?
Las AGF digitales como Fintual, Racional, Clever o SoyFocus aon una excelente alternativa si quieres avanzar en el mundo de las inversiones sin tener que elegir activos uno por uno. Eso sí, es clave entender cómo están compuestos los fondos: en algunos casos, invierten en otros fondos tradicionales (como fondos mutuos o ETF), lo que puede agregar capas de comisiones que no siempre son tan visibles a primera vista. Revisa bien la estructura de costos total y la estrategia de inversión antes de elegir.
🔹 ¿Te gustaría más control y asesoría personalizada?
Las corredoras de bolsa como LarrainVial, Renta4, BICE o MBI son una alternativa interesante si buscas involucrarte más en tus decisiones de inversión y valoras la guía de un ejecutivo con experiencia. Sin embargo, el acceso a mercados internacionales muchas veces no es directo (por ejemplo, vía fondos espejo o cuentas subcustodia), lo que puede elevar los costos sin que siempre sea evidente. Además, es común que te recomienden productos de su propia gestora, por lo que siempre vale la pena preguntar y comparar.
🔹 ¿Estás listo para asumir el control total y operar globalmente?
Brokers internacionales como Interactive Brokers o TradeStation ofrecen acceso directo a acciones, ETF, bonos y otros instrumentos globales con comisiones muy bajas y plataformas de alta calidad. Son una opción potente si quieres construir un portafolio global a largo plazo y tomar decisiones de inversión con autonomía.
Pero ese control también implica responsabilidades adicionales: deberás manejar conversiones de moneda, conocer el funcionamiento de cada instrumento, y declarar por tu cuenta las ganancias en la renta anual. Además, no todos los brokers son iguales: algunos, como eToro, ofrecen acceso fácil pero aplican spreads altos que pueden encarecer cada operación, incluso si se promocionan como “costo cero”.
¿La clave? Si estás dispuesto a aprender y tomarte el proceso en serio, este puede ser el camino más eficiente. Pero no es para todos, y está bien que no lo sea.
¿Cuánto dinero necesito realmente para comenzar?
— Probablemente menos de lo que crees… pero más criterio del que imaginas.
Uno de los mitos más comunes (y peligrosos) es creer que para invertir hay que ser rico. Pero como señala Morgan Housel, lo que realmente marca la diferencia no es cuánto tienes, sino cómo te comportas con ese dinero.
Durante años, invertir parecía reservado para unos pocos: altos mínimos, comisiones poco claras, y una brecha enorme en educación financiera. Hoy, gracias a plataformas digitales y brokers globales, eso cambió. Puedes comenzar con $1.000 pesos o USD 10. La barrera ya no es el dinero: es el conocimiento… y las decisiones que tomas con él.
Lo que nadie te dice (pero deberías saber)
Cuando partí invirtiendo, pensé que lo importante era “poner la plata a trabajar lo antes posible”. Elegí una plataforma que sonaba confiable, transferí mi primer monto… y listo. Meses después, descubrí que gran parte de mis ganancias se habían ido en comisiones que ni siquiera sabía que existían. Y no soy el único. A muchos nos pasa.
Uno de los errores más frecuentes al comenzar es subestimar el impacto real de los costos de transacción. Y es que no siempre son evidentes. Algunos están escritos en letra chica. Otros ni siquiera aparecen hasta que ves tu saldo final.
La mordida silenciosa de las comisiones

Imaginemos a Juan: tiene $100.000 para invertir. Elige una corredora que cobra $5.000 por operación. Antes de ver una rentabilidad, ya parte con una pérdida del 5%. Es como correr una maratón con una mochila de ladrillos.
Joel Greenblatt lo resume bien: “Una buena estrategia con altas comisiones se transforma en una mala estrategia”. Por eso, empezar con plataformas que cuiden tus costos y te enseñen en el camino puede marcar la diferencia. Las AGF como Fintual o brokers globales como Interactive Brokers, en mi experiencia, destacan por esa combinación.
Algunas cosas que vale la pena recordar
- Invertir no es tirar dardos al azar. Cada instrumento representa una empresa, una economía, una historia.
- La rentabilidad pasada no asegura la futura pero ayuda a entender cómo responde un activo ante crisis o inflación.
- Un PER bajo no siempre es “barato”. Necesitas conocer el valor intrínseco y el entorno en que opera.
- Cometerás errores (todos lo hacemos) pero mejor que sean con poco dinero… y mucho aprendizaje.
¿Y ahora… en qué invierto?
Ya definiste tus metas, conoces tu tolerancia al riesgo y exploraste las plataformas disponibles. Entonces llega la gran pregunta: ¿qué comprar primero?
Como decía Peter Lynch, la clave no está en seguir listas mágicas de acciones ganadoras, sino en entender qué estás comprando. Y si no lo entiendes (aún), quizás lo más sabio sea seguir aprendiendo antes de poner dinero en juego.
La buena noticia es que hoy existen opciones para todos los perfiles, desde quienes priorizan seguridad hasta quienes están listos para asumir más riesgo a cambio de un mayor potencial de retorno.
🔹 Si buscas algo tranquilo para comenzar: Fondos conservadores
¿Te gustaría partir más calmado? Un fondo mutuo conservador puede ser el punto de partida ideal. Su foco no está en maximizar retornos, sino en proteger tu capital con muy baja volatilidad.
¿Qué son? Fondos que invierten en instrumentos de renta fija de corto plazo, como depósitos a plazo, bonos del Estado o de empresas sólidas. Son útiles para horizontes cortos, o para quienes están recién comenzando y quieren observar su propia reacción emocional sin sobresaltos.
Recomendación: busca fondos con bajas comisiones o vehículos con beneficios tributarios como la cuenta 2 o el APV. Comenzar con orden y calma también es invertir bien.
🔹 Si estás listo para delegar, pero quieres diversificar: Portafolios automatizados
Las AGF digitales como Fintual o Racional construyen carteras diversificadas según tu perfil de riesgo. Usan algoritmos para asignarte un portafolio ajustado a tus metas y tolerancia al riesgo, y luego lo gestionan por ti de forma automática.
- Respondes un cuestionario sobre tus objetivos y plazo.
- Te asignan una combinación de fondos (acciones, bonos, ETF internacionales).
- Automatizan reinversión, rebalanceo y aportes periódicos.
Ideal si quieres empezar de inmediato con una estrategia sólida, sin complicarte eligiendo cada activo.
🔹 Si quieres aprender invirtiendo y asumir algo más de riesgo: ETF diversificados
Un ETF global o del S&P 500 puede ser una excelente puerta de entrada para inversionistas con horizonte de largo plazo y mayor tolerancia a la volatilidad. Con un solo instrumento accedes a cientos de empresas de todo el mundo, con costos bajísimos y alta liquidez.
¿Por qué considerar esta opción? Porque a nivel histórico, índices como el S&P 500 han entregado retornos cercanos al 10% anual. Pero también han tenido años difíciles. Esta opción no es para quienes se asustan con las caídas temporales, sino para quienes entienden que el mercado se mueve en ciclos… y que el tiempo suele ser su mejor aliado.
Recomendación: si eliges esta opción, asegúrate de entender bien los instrumentos, tener claro tu plazo mínimo (idealmente 5 años o más), y considerar los costos asociados a operar en dólares.
⚠️Spoiler importante sobre los ETF y Fondos
No se trata solo de qué fondo o instrumento elijas, sino de cómo lo eliges. Dos productos pueden invertir en lo mismo, pero uno quedarse con una parte mucho mayor de tus ganancias por comisiones escondidas o estructuras poco eficientes.
Antes de decidir:
- Revisa en qué invierte realmente.
- Compara los costos totales (comisión, custodias, spread, etc.).
- Y evalúa si ofrece algún beneficio tributario que encaje con tu situación.
🔎 Nota clave: elegir una estrategia diversificada —ya sea a través de fondos, ETF o portafolios automatizados— es una forma inteligente de reducir riesgos sin renunciar al crecimiento. En lugar de apostar por una sola acción o sector, repartes tus fichas. Y eso, a lo largo del tiempo, suele ser una de las formas más efectivas de proteger tu inversión.
🔹 Si quieres elegir por tu cuenta y estás dispuesto a dedicar tiempo: Inversión activa y selección de acciones
¿Tienes tiempo, curiosidad y ganas de involucrarte de verdad? Entonces podrías considerar una estrategia de inversión activa. Esto implica seleccionar tú mismo los activos que formarán tu portafolio: acciones individuales, fondos temáticos, REITs, empresas chilenas o incluso bonos específicos.
No es para todos. Pero si te apasiona analizar empresas, estudiar sectores, seguir noticias económicas y construir hipótesis propias, la inversión activa puede convertirse en una experiencia enriquecedora —incluso entretenida— donde aprendes mientras haces crecer tu patrimonio.
Ahora bien, no todo es entusiasmo. Asumir el control también implica entender bien los riesgos involucrados. A diferencia de un ETF que te da exposición diversificada, aquí te estás jugando la rentabilidad en menos activos. Por eso, es fundamental que consideres:
- Tu horizonte de inversión: cuanto más largo sea el plazo, más margen tienes para enfrentar volatilidad. La inversión activa no es para “hacer plata rápido”.
- Tu tolerancia a la pérdida: incluso una buena empresa puede caer 30%-50% en el corto plazo. ¿Te sentirías cómodo manteniéndola?
- Tu capacidad de análisis: esto incluye leer balances, entender modelos de negocio y estimar un valor razonable.
- La concentración de tu cartera: si tienes pocos activos, cada error pesa más. Aquí la diversificación es una herramienta de defensa, no solo de rendimiento.
Autores como Benjamin Graham, Peter Lynch y Howard Marks coinciden: invertir no es predecir, sino prepararse. Por eso, una buena inversión activa no busca ganarle al mercado cada mes, sino construir una cartera con fundamentos sólidos, precios razonables y margen de seguridad.
¿Los riesgos? Son más altos si no sabes lo que estás haciendo. Puedes caer en sesgos emocionales, sobreinvertir en un solo sector o reaccionar mal ante una caída del mercado. La inversión activa requiere disciplina, paciencia y humildad.
Pero si estás dispuesto a estudiar, comparar, equivocarte y aprender, este camino puede darte no solo retornos, sino también una comprensión profunda del mundo financiero y empresarial.
En este blog compartimos ejemplos reales, herramientas y marcos de análisis que te ayudarán a recorrerlo con más claridad y sentido estratégico.
⚠️ Cuando hablamos de “inversión activa”, no nos referimos a trading ni análisis técnico
En este blog no nos enfocamos en el trading de corto plazo ni en estrategias basadas en análisis técnico, como el uso de velas japonesas o indicadores de momentum. Ese mundo tiene una tasa de fracaso altísima y aunque hay quienes las estudian y practican con seriedad, requieren una preparación muy distinta, una mentalidad más táctica y un manejo emocional exigente.
Nuestro enfoque está más cerca del análisis fundamental. Analizar una empresa, entender su negocio, estimar su valor razonable y tomar decisiones con visión de largo plazo.
“¿Y si simplemente sigo esto y me olvido?” — Por qué confiar ciegamente puede salir caro
Benjamin Graham decía: “Primero, protege el capital”. Damodaran advierte: “No hay inversiones perfectas, solo decisiones mejor informadas”.
En redes sociales abundan las recomendaciones mágicas: “compra este ETF”, “invierte en esta acción ahora”, “haz copy trading y gana dormido”. Suenan tentadoras, sobre todo si estás comenzando. Pero tomar decisiones sin entender qué estás comprando es como subirte a un auto sin saber manejar… y sin saber a dónde va.
Antes de seguir cualquier consejo (incluso este), pregúntate:
- ¿Entiendo realmente en qué estoy invirtiendo?
- ¿Sé por qué podría subir o bajar?
- ¿Tengo claro cuándo y por qué vendería?
Si alguna de estas respuestas es un “no”, lo más inteligente que puedes hacer ahora no es comprar… sino aprender.
Reflexión final: lo que nadie puede hacer por ti

Hoy puedes invertir desde donde quieras, cuando quieras y con lo que tengas. Las barreras técnicas se han derrumbado. Ya no se necesita un millón en el bolsillo ni un banquero con corbata para acceder al mercado global. Pero hay una barrera que sigue intacta y es la de pensar por uno mismo.
Porque al final del día, no se trata de si usas Fintual o Interactive Brokers, si eliges un ETF del S&P 500 o un fondo conservador. Se trata de si entiendes lo que estás haciendo, y por qué lo estás haciendo.
Invertir es una invitación constante a pensar a largo plazo en un mundo que grita por inmediatez. A mantener el rumbo cuando todo sube… y a no entrar en pánico cuando todo cae. Es un ejercicio de criterio, no de reflejos.
No hay recetas infalibles. Pero sí hay principios que valen oro: entender tu objetivo, conocer tus límites y estar dispuesto a aprender con humildad.
Este artículo no es asesoría de inversión. Haz tu tarea. Comete errores pequeños. Y sobre todo, invierte con intención y no por imitación.
Porque aunque la inversión sea global, el juicio sigue siendo individual. Y eso —más que cualquier acción o fondo— es lo que realmente define tus resultados.
Nada de lo escrito aquí constituye asesoría de inversión. Haz tu tarea, duda de los consejos gratuitos y piensa a largo plazo.
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